
Arbolitos de mi tierra,
crespos de vainas doradas,
a cuya plácida sombra
pasó cantando mi infancia ...
He visto árboles gloriosos
en otras tierras lejanas,
pero ninguno tan bello
como esos de mi montaña.
Cantando fui peregrino
por exóticas comarcas,
y ni en los pinos de Roma
ni en las encinas de Francia
hallé ese dulce misterio
que sazona la nostalgia.
Algarrobal de mi tierra
crespo de vainas doradas,
a cuya plácida sombra
pasó cantando mi infancia...
Mística unción del recuerdo
que me estremeces el alma,
trayéndome desde lejos,
como en sutil brisa alada,
un arrollar de palomas
cuando el crepúsculo avanza,
un aroma de poleos
cuando el viento se levanta,
y en el silencio nocturno
un triste son de vidalas.
Algarrobal de mi tierra,
crespo de vainas doradas
a cuya plácida sombra
pasó cantando mi infancia...
¡Ay, cuando volveré a verte,
rústico hogar de mi patria!
Ser quiero yo tu hijo pródigo
que torna a la vieja estancia,
por merendar las colmenas
en tu quebracho enjambras.
¡Ya en los manjares del mundo
probé las heces amargas!
¡Ya en la orgullosa melena
me van pintando las canas!
Arbolitos de mi tierra,
crespos de vainas doradas,
a cuya plácida sombra
pasó cantando mi infancia...
Ricardo Rojas.
No comments:
Post a Comment